El aceite de oliva es un producto muy utilizado en nuestra cocina, con unas características excepcionales que cada vez valoramos más. A lo largo de los años, el consumo de aceite de oliva ha crecido, no solo por su sabor y versatilidad, sino también por sus beneficios para la salud.
El aceite de oliva virgen se obtiene directamente de la aceituna mediante procedimientos mecánicos, sin utilizar productos químicos ni procesos industriales. Es uno de los pilares de la dieta mediterránea y destaca por su alto contenido en ácidos grasos saludables y antioxidantes.
Tipos de aceite de oliva:
- Aceite de oliva virgen extra: De máxima calidad, con una acidez inferior al 1%.
- Aceite de oliva virgen: Acidez no superior al 2%.
- Aceite de oliva corriente: Acidez no superior al 3,3%.
- Aceite lampante: Acidez superior al 3,3%, no apto para el consumo directo.
Beneficios del aceite de oliva virgen:
- Es rico en antioxidantes y vitaminas, lo que ayuda a reducir el colesterol LDL (colesterol "malo") y aumentar el HDL (colesterol "bueno").
- Beneficia la salud del corazón y tiene propiedades antiinflamatorias.
- Mejora el sistema digestivo, ayudando en la digestión de alimentos grasos.
- Es ideal tanto para el consumo en crudo como para frituras, ya que tiene un punto de humeo alto, lo que lo hace más resistente a las altas temperaturas.
Consejos para su uso en la cocina:
Para aprovechar al máximo las propiedades del aceite de oliva virgen, es recomendable utilizarlo tanto en crudo como para cocinar a temperaturas controladas. En frituras, su resistencia a altas temperaturas lo convierte en una opción excelente, ya que no se descompone fácilmente.
La temperatura ideal para cocinar con aceite de oliva virgen es entre 160°C y 180°C. Superar esta temperatura puede alterar sus propiedades beneficiosas y reducir su contenido de antioxidantes.
Además, al almacenarlo, es importante evitar la exposición a la luz y el calor para que conserve todas sus propiedades durante más tiempo.